En el libro “para leer al pato Donald”, se da una crítica hacia la forma
en la cual, las caricaturas que nos presenta la industria estadounidense, nos
marca una determinada forma de vivir, basada en el consumismo, en la
superioridad de los países desarrollados y los supuestas buenas costumbres de
una sociedad. Y esto nos lo comienzan a enseñar desde niños, para que desde
nuestra infancia nos volvamos parte de un sistema capitalista que pretende
absorber todo rastro de rebeldía, que pueda afectar sus ganancias, y por ende
su economía.
Es por eso que creo es importante la lectura de este libro, porque nos
proporcionara una visión crítica hacia algo que desde niños nos han estado
diciendo que es lo correcto, algo que la mayoría de la gente ve como una simple
caricatura para niños, pero que nos ha estado bombardeando con mensajes de otra
índole, haciendo que los países de América latina sean una parte más del
creciente imperialismo.
En el primer capítulo se trata el tema de la familia, pues en ninguna
caricatura creada por Disney se muestra una relación padre-hijo, todas las
familias están formadas por tíos-sobrinos, lo cual en primer lugar niega una
relación sexual para la procreación, pues al no haber padres, no tiene por qué
haber relaciones, lo cual nos muestra como Disney nos quiere reflejar las
“buenas costumbres”, pues el sexo siempre ha sido un tabú en las sociedades
conservadoras, y es por ello que nos quieren alejar lo más posible de esto.
Incluso también tenemos que tanto Mickey como Donald pese a tener novias, jamás
llegan al matrimonio, porque ello implicaría la culminación del amor con el
acto carnal, lo cual según Disney no es apto para niños, y es mejor conservar
su inocencia.
Otro aspecto a analizar sobre estas familias del mundo de Disney, es que al no
haber padres no hay una figura cien por ciento responsable de los niños, de
esta forma la relaciones de autoridad no se ejerce por parte de alguien con
relación directa, más bien se hace de forma arbitraria ya que es en realidad el
tío no tendría por qué entrometerse en la crianza del niño, pues son los padres
los encargados de los educación, y en las historietas del pato Donald esa
responsabilidad de los padres desaparece.
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